*Escrito por Ricardo Sifuentes
Ya era hora de una evaluación de la última Asamblea Universitaria y me atrevo a darla estrictamente a título personal. La propuesta era lograr el Tercio Estudiantil en el Consejo Universitario (tercio que ya se cumple en la Asamblea Universitaria y en los Consejos de Facultad) y para conseguirlo se debía suprimir el derecho a voto (no a voz) de los Directores Académicos (DA) y aumentar a un alumno más en ese órgano de gobierno (de 3 a 4).
La naturaleza del cargo de los DA es incompatible, según nuestra perspectiva, con el derecho a voto en el Consejo pues ellos son asesores del rectorado (con la falta de independencia que eso conlleva) y no representan a sector ninguno de la comunidad universitaria, a diferencia de decanos y Reas.
En realidad sabíamos que el tema era audaz y que íbamos a encontrar muchas dificultades. La universidad, como sabíamos mucho antes de la Asamblea por boca de las propias autoridades y de distinguidos profesores que nos ayudaron, no está obligada a seguir la Ley Universitaria que contempla el tercio en el Consejo Universitario. Sin embargo sabíamos también que la fuerza de nuestros argumentos era tan innegable que podía ser factible el poder convencer a algunos profesores y conseguir la difícil meta de lograr los 42 votos necesarios para la reforma del Estatuto de nuestra universidad. (Éramos sólo 21 Reas gracias a la inasistencia de Claudia Dávila, César Combina, y Carlos de la Fuente, los dos primeros por vacancia).
En los días previos a la Asamblea, conversamos con casi todos los profesores de la Asamblea, muchos de ellos reconocieron que nuestra propuesta tenía mucho sentido y algunos de ellos incluso nos felicitaron por formularla. No obstante, no se animaban a expresar abiertamente su apoyo e incluso insinuaban que no prosperaría la propuesta a no ser que la modalidad del voto fuera secreta.
Y efectivamente, eso era algo que teníamos muy en cuenta. Por la experiencia que tuvimos en Asambleas pasadas hemos constatado lo que anteriores Reas han criticado: en la Asamblea casi ninguna propuesta del Rector es discutida, se asemeja, más que a un órgano de gobierno deliberativo, a una exposición de lo que está a punto de ser aprobado de todas maneras. Para mí, parece casi una monarquía donde las voces disidentes son casi ninguna y donde la mayoría de profesores permanece callada.
La naturaleza del cargo de los DA es incompatible, según nuestra perspectiva, con el derecho a voto en el Consejo pues ellos son asesores del rectorado (con la falta de independencia que eso conlleva) y no representan a sector ninguno de la comunidad universitaria, a diferencia de decanos y Reas.
En realidad sabíamos que el tema era audaz y que íbamos a encontrar muchas dificultades. La universidad, como sabíamos mucho antes de la Asamblea por boca de las propias autoridades y de distinguidos profesores que nos ayudaron, no está obligada a seguir la Ley Universitaria que contempla el tercio en el Consejo Universitario. Sin embargo sabíamos también que la fuerza de nuestros argumentos era tan innegable que podía ser factible el poder convencer a algunos profesores y conseguir la difícil meta de lograr los 42 votos necesarios para la reforma del Estatuto de nuestra universidad. (Éramos sólo 21 Reas gracias a la inasistencia de Claudia Dávila, César Combina, y Carlos de la Fuente, los dos primeros por vacancia).
En los días previos a la Asamblea, conversamos con casi todos los profesores de la Asamblea, muchos de ellos reconocieron que nuestra propuesta tenía mucho sentido y algunos de ellos incluso nos felicitaron por formularla. No obstante, no se animaban a expresar abiertamente su apoyo e incluso insinuaban que no prosperaría la propuesta a no ser que la modalidad del voto fuera secreta.
Y efectivamente, eso era algo que teníamos muy en cuenta. Por la experiencia que tuvimos en Asambleas pasadas hemos constatado lo que anteriores Reas han criticado: en la Asamblea casi ninguna propuesta del Rector es discutida, se asemeja, más que a un órgano de gobierno deliberativo, a una exposición de lo que está a punto de ser aprobado de todas maneras. Para mí, parece casi una monarquía donde las voces disidentes son casi ninguna y donde la mayoría de profesores permanece callada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario