domingo, abril 13, 2008

Asamblea Universitaria, 7 de abril (Parte 2)

Espero poner suficiente énfasis en lo que voy a escribir pues es lo más importante de todo: existe una evidente relación de jerarquía entre rectorado, decanos y profesores ordinarios. Es por eso que la Asamblea está casi de adorno en su función de “evaluar el funcionamiento de la universidad”, casi no hay voces disidentes entre los profesores.

Es por eso que lo más lamentable de la Asamblea del pasado lunes no fue que nuestra propuesta no fuera aceptada (algo que era posible prever) sino que NO se dispusiera la modalidad de votación secreta. Un buen grupo de profesores dijo “ofenderse” porque insinuáramos si quiera que no podían votar independientemente, pero parecen no entender que deben haber garantías impersonales sobre las decisiones en órganos de gobierno que, objetivamente, tienen dentro de sí integrantes con distinto nivel de jerarquía. Y de lejos aquello se comprobó en la votación final.

Nuestra propuesta de retirar el voto a los DA tuvo el voto favorable de los 21 Reas y sólo de 2 profesores. ¿es posible tal nivel de coincidencia entre los profesores? ¿aun más considerando que muchos de ellos privadamente dijeron que nuestra propuesta era muy buena? Asimismo, la propuesta de aumentar a un Rea más en el Consejo Universitario recibió el voto favorable de los 21 Reas y sólo de 5 u 8 profesores. ¿Es posible que esto haya sucedido cuando la mayoría, hasta los que no estaban de acuerdo con retirar el voto a los DA, aceptó que estábamos sub representados?

La explicación es muy simple: La votación pública (levantando la mano) objetivamente desalienta una votación totalmente independiente y si bien pueden existir profesores que no tienen pelos en la lengua para expresar su opinión, no se puede garantizar objetivamente aquello en todos los casos. ¿Nos olvidamos acaso que el Consejo Universitario (integrado por el rectorado y los decanos) por ejemplo tiene la facultad de “nombrar, contratar, promover, confirmar, remover y ratificar a los profesores”?

El mismo ex Rector y Rector emérito de nuestra universidad, Salomón Lerner Febres, aceptó en una conversación con algunos Reas hace pocos días que hubiera sido mejor una votación secreta. Qué diferencia en el manejo democrático. Lo que también nos lleva al problema crucial de la inexistencia de reglamentos de sesiones para Consejo y Asamblea Universitaria. Pero no me quiero extender más.

En el trabajo previo a la Asamblea sabíamos que si la votación no era secreta íbamos a perder de todas maneras, y que si era pública, la posibilidad de que nuestra propuesta no fuera aceptada era grande, pues era muy audaz, y la mentalidad de muchas autoridades es muy conservadora, al margen de la respetable cantidad de profesores “ayayeros” del rectorado. Sin embargo, todos, dentro y fuera de la Rea sabíamos que por lo menos esto sería parte de un proceso: los argumentos que rechazarían nuestra propuesta nos servirían de insumo para una brega quizás larga, pero iniciada al fin y al cabo, en el que se debe generar la opinión y el compromiso de la mayoría de estudiantes.

Sobre todo también están los totalmente deleznables argumentos que rechazaron la votación secreta que abordan y evidencian un problema transversal y crucial: el manejo autoritario en el gobierno de la universidad. La collera y las relaciones de amistad son las que predominantemente gobiernan y no la meritocracia o el manejo democrático. Es por eso que el acta de aquella Asamblea servirá de un maravilloso insumo sobre el cual empezar a trabajar fuertemente. Tarea que nos corresponde a todos, cogobierno, gremio estudiantil y estudiantes de a pie (y las diatribas anteriores, y las que vengan, de algún mono con metralleta, con evidente mala fe, nos resbalan y nos resbalarán, así que siga disparando nomás, las tomamos como de quien viene).

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